August 25, 2007

¿MÚSICA CHATARRA?

Hace unos cuántos días me encontraba dando vuelta a los canales de un conocido sistema de televisión satelital y para no variar, no había nada, situación que me desespera en demasía, no es posible que en 130 canales disponibles no haya nada interesante fuera del History Channel y la serie que causa mi fanatismo, o sea Law & Order: Special Victims Unit. Por lo que me puse a divagar; mis pensamientos derivativos y la facilidad para desviar mi atención de las cosas que estoy haciendo, normalmente me permiten tener ciertos momentos de lucidez por así llamarlos y reflexionar acerca de la existencia y el comportamiento humano que me llevan a una desesperación extrema.

Pasando por MTV, me encontré con una sorpresa, un sonido que sabía que conocía, pero ante la cotidianeidad de nunca encontrar propuestas musicales interesantes, mi cerebro no lo asimilaba; aquel sonido era un dueto mexicano que nunca pensé siquiera ser mencionados en la televisión, la dupla instrumental que desbancó a los Arctic Monkeys y a U2 del primer lugar en los charts de Irlanda, me refiero a Rodrigo & Gabriela. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, en un canal donde lo más alternativo que tiene su programación es Zoé o alguno de esos grupillos de Rocksito (porque ni siquiera merecen ser llamados como Rock), se encontraba uno de los accidentes más hermosos de la historia de la música en México. La sensación era confusa, no sabía si alegrarme o llorar; alegrarme porque les hayan dado una “oportunidad” y entrecomillo oportunidad porque obviamente no es bombardeado de manera tan frecuente como “El Tango del Pecado” de Calle 13 o la canción en la que Beyoncé y Shakira contonean sus hermosas nalgas (porque así se llaman) ante un telespectador con fuego entre sus piernas; o llorar porque probablemente sea la primera y única vez que los pueda ver en un canal masivo como lo es el antes mencionado.

Realmente es deprimente el panorama para la gente que trata de innovar o salirse tantito del molde que el sistema tiene establecido, y no solo a nivel nacional, refiriéndome a México, sino a nivel mundial. Ahora más que nunca, estamos frente a un oscurantismo musical sin precedentes, es por eso que los promotores (la manera elegante de llamarle a los buitres de la industria musical) están volteando hacia las bandas que tuvieron éxito hace 10, 15 o 20 años, llámense The Police, Soda Stereo, Héroes del Silencio, The Cure, The Who, etc; todo, para despertar la nostalgia de un público que ahora, con un poder adquisitivo mayor que el que tenía hace 10 años, ya puede costearse un boleto de $2,500 pesos para ver a su artista. Todo esto debido a que no hay una banda interesante o diferente que tenga la suficiente publicidad o atención mediática como para llenar un Palacio de los Deportes o siquiera un Salón 21, salvo una que otra que llega a aparecer de manera esporádica.

A diferencia de lo que mucha gente piensa, no creo que sea falta de talento lo que se encuentre menguando la calidad de la música en estos tiempos. Creo firmemente que hay muchos artistas con la capacidad y el talento necesario para convertirse en el próximo Pink Floyd o en el próximo Nirvana. Sin embargo, como normalmente ocurre en este país, hemos dejado que otros decidan por nosotros de igual manera que hemos permitido que las corporaciones decidan la comida que nos gusta, los programas que queremos ver o las películas que nos deben de emocionar.

Por lo que hago una convocatoria a cualquier lector de estos párrafos a que no permitamos que se apoderen de uno de nuestros escapes del stress y la presión que esta vida moderna engloba. Volvámonos más exigentes en todo y no nos conformemos con lo que hay, hay que pelear por lo que nos gusta y la única manera de saber lo que nos gusta es probar de todo tipo de cine, todo tipo de música, todo tipo de televisión, todo tipo de lectura y poder elegir libremente lo que nos satisface y que esto no se vuelva como una fonda de comida corrida a las 5 de la tarde, donde comes lo que hay porque todo lo sabroso ya se acabó.